Les diferencia en función del grado de implicación emocional, apoyo y sensibilidad ante las necesidades de los hijos
En función de la combinación del nivel de control y de afecto que los padres emplean con sus hijos se han definido (Pg 247)
Los padres que proporcionan un entorno afectivo y comunicativo adecuado, son cariñosos, crean un entorno con una alta expresividad emocional y están pendientes de sus hijos, pero a la vez mantienen bien delimitadas las normas y reglas que los hijos deben cumplir, siguen un estilo educativo (Pg. 247)
Cuando aparecen conflictos intentan que los niños cumplan las normas a través del diálogo, el razonamiento y el compromiso mutuo evitando el castigo físico y la imposición. Esto corresponde al estilo educativo (Pg. 247)
Los padres que ejercen altos niveles de
control y manifiestan poco afecto, que son excesivamente exigentes y severos
en cuanto a la imposición y cumplimiento de normas, soliendo ser estas
normas incuestionables y utilizando el castigo cuando no se cumplen, adoptan
un estilo educativo (Pg. 247)
Los niños pueden presentar problemas de conducta, agresión, hostilidad y frustración. Pueden ser más inmaduraos, inseguros y dependientes, así como desarrollar un menor nivel de capacidad crítica si sus padres han adoptado un estilo educativo: (Pg. 247)
Los padres que adoptan un nivel de control bajo pero el nivel de afecto es alto y que no tienen interés en imponer normas de conducta a sus hijos ya que consideran que los niños deben progresar por sus propios medios, siguen un estilo educativo (Pg.247)
Los padres que presentan bajos niveles de control y de afecto y no proporcionan a sus hijos apoyo emocional, no crean un entorno afectivo adecuado y tampoco se preocupan por establecer límites ni normas de conducta, siguen un estilo educativo (Pg. 248)
Unas tienen que ver con características de los padres como su personalidad, su propia educación o sus ideas acerca de cómo se produce el desarrollo.
Muchos padres reproducen las pautas educativas que ellos mismos recibieron de pequeños. Esta reproducción, que puede ser inconsciente e irreflexiva, pone de manifiesto hasta qué punto la aplicación de un estilo educativo está condicionada por numerosas variables internas que incluso escapan a nuestro control.
Todas son correctas y, también, el entorno cultural y económico también influye en la adopción de un estilo educativo.
Entre los 3 y los 6 años los niños suelen enfrentarse a una nueva e importante tarea: establecer relaciones con otros niños de su edad. Los elementos que permiten el inicio de estas nuevas relaciones son: (Pg. 249)
El niño puede empezar a utilizar una serie de estrategias, como la negociación o la cooperación, que posibilitan la interacción con los demás.
Gracias al descenso del egocentrismo y a la reciente capacidad para tener en cuenta los pensamiento, sentimientos e intenciones de los demás, los niños pueden establecer intercambios más complejos, negociar o sentir empatía.
el juego de ficción constituye una de las principales ocupaciones del niño de esta edad y proporciona el espacio ideal para la aparición de relaciones íntimas
Los niños pequeños no se hacen amigos de cualquiera. Existen varios elementos que facilitan o impiden el acercamiento y condicionan la elección de un amigo potencial. De forma general, parece que los niños similares se hacen amigos. Esta similitud se concreta en varios rasgos fácilmente observables: (Pg. 249)
A partir de los 5 años, además de compartir el juego, los niños comienzan a intercambiar pensamientos y sentimientos de forma más explícita. A partir de esta edad (Pg. 251)
se observa un gran incremento en la frecuencia de las conversaciones sobre pensamientos , recuerdos, sentimientos y creencias con los amigos.
Se observa una intromisión en el niño que no comparte con sus amigos nada más que algunas creencias.
No son intrusivos, no agreden y persisten incluso cuando no son tan bien acogidos como esperaban.
De mirar a un objeto que resulta interesante para otra persona, sinedo consciente de que ambos miran al mismo objeto.
son capaces de sustituir unos objetos por otros y el juego evoluciona hacia una descontextualización cada vez mayor apoyada en el lenguaje.
De producir una inclusión de nuevos personajes de ficción en sus roles y disminuyen tanto el juego de ficción autorreferencial como el referido a acciones cotidianas realizadas en casa.
El mecanismo de atención conjunta es fundamental para que el niño pueda empezar a comunicarse acerca de una realidad externa y compartida con una tercera persona. A través de la atención conjunta, (ver práctica)
Nivel I del juego presimbólico (de 8 a 12 meses). En este periodo se manifiesta la denominada intersubjetividad secundaria que consiste en (ver práctica)
coordinar esquemas referidos a objetos y esquemas referidos a personas en un esquema triádico conjunto.
Uno de los principales logros es la utilización de los denominados protoimperativos y protodeclarativos.
El niño ya puede buscar en diferentes lugares pero aún no tiene una concepción de los objetos similar a la de los adultos.
El niño aún no busca en diferentes lugares, aunque tiene una concepción de los objetos similar a la de los adultos
El niño ya puede buscar en diferentes lugares y tiene una concepción de los objetos similar a la de los adultos.
El niño aún no busca en diferentes lugares porque no tiene una concepción de los objetos similar a la de los adultos.
La fuente principal de desarrollo. A través del juego simbólico el niño crea zonas de desarrollo próximo que fomentan su desarrollo
Al conjunto de valores, actitudes, estereotipos y roles ligados al grupo de referencia (varones o mujeres) con los que uno se reconoce se le denomina: (Pg. 258)
una moral de obediencia a la autoridad que se debe al respeto que el niño siente por el adulto y se basa en el cumplimiento de normas impuestas.
Piaget observó que los pequeños emitían juicios en los que no consideraban la intención del actor sino sólo las consecuencias materiales de la acción. A este tipo de juicio lo denominó (Pg. 261)
Piaget encontró que a partir de los 7 u 8 años los niños ya consideran la intención como un elemento importante a la hora de valorar una acción y denominó a estos juicios (Pg. 261)